Sólo el 11% de la población tiene una buena dieta en el país

Según un estudio de la Universidad Nacional de Entre Ríos, UNER,  el 11% de la población tiene una buena dieta en Argentina. 

Sergio Britos, profesor de la facultad de Bromatología de UNER, junto a su equipo de trabajo están desarrollando una investigación y el informe preliminar arrojó que un 11% de la sociedad argentina se alimenta bien. Los datos analizados son extraídos del INDEC de las encuestas de gastos de hogares realizada entre fines del 2017 y principio del 2018.

Los datos recogidos y analizados se basaron en estudiar un equilibrio entre la cantidad de calorías que necesita el cuerpo y las cantidades ingeridas de alimentos de buena calidad y de baja alimentación nutricional.

Esta formula, explicó el nutricionista, es medir la alimentación que necesita el cuerpo (leche, legumbres, frutas, verduras, etc.) contra los que son considerados alimentos ocasionales (harinas, bebidas azucaradas, azúcar en infusiones, etc.).

Para el nutricionista es clave que el Estado intervenga en políticas que promuevan la educación alimentaria, esto significa no solo intervenir los kioscos de las escuelas, ya que son una pequeña fracción de comida diaria, sino también rever sus comedores y merenderos, que en la mayoría de los casos son muy «deficitarios». Es de interés remarcar que esta etapa, de los primeros años de vida, se consolidan hábitos que son perdurables en el tiempo por eso la importancia durante su escolaridad, es decir, que se garantice «que la escuela sea un lugar seguro desde el punto de vista alimentario». No obstante también es el rol del Estado mejorar el diseño de los programas alimentarios, comedores comunitarios, cajas de alimentos y tarjeta alimentar, este último «tiene un hueco muy importantes» en cuanto al diseño alimentario. También es relevante poner en consideración los precios de los alimentos y la carga impositiva de los mismos, ya que «el 40% del valor de una canasta de alimentos esta representada por impuestos», destacó Britos.

La mala alimentación infiere en la población de manera individual y también de manera global en el país. Por ejemplo en el corto a mediano plazo hay un efecto sobre cada individuo al hacer abuso de los llamados alimentos ocasionales,  ya que estos ataquen al sistema inmune y dan una predisposición a presentar distintas enfermedades, por ejemplo, arteriales, de sobrepeso y obesidad. Cabe destacar que en Argentina hay entre 25 y 26 millones de personas que padecen obesidad y, además, hoy, es una de las enfermedades consideradas de riesgos con respecto al Covid.

De tal forma, con un pueblo mal alimento, el sistema público de salud se ve afectado por la amplia demanda, particularmente el rol de la alimentación en este contexto pandémico es «fundamental» ya que una buena nutrición fortalece al sistema inmunológico.

En cuanto a los efectos a largo plazo de una sociedad mal alimentada se relaciona con un país comprometido en su futuro ya que se encuentra con ciudadanos que tienen bajo rendimiento en lo laboral, una calidad de vida deficiente, uña esperanza de vida baja, y que, inevitablemente afecta a la economía nacional.

Sergio Britos, nutricionista, docente e investigador de UNER.

Por ultimo, señaló el profesor de UNER, que otro de los resultados de la investigación es «la transversalidad en la baja calidad de la dieta en nuestra población». Esto quiere decir que la variedad de alimentos es independiente a los ingresos y al lugar geográfico en el que resida. Si bien, en hogares de bajos ingresos se acentúan, el pertenecer a la clase económica mediana o alta no es garantía de una buena alimentación, por ejemplo, explicó que todos los argentinos comen más carne de lo recomendado, aún en los hogares de bajos ingresos.

 

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