Estudio sobre el impacto de la Tarjeta Alimentar

Santiago Poy, investigador del Observatorio Social de la UCA, estuvo en comunicación con FM Universidad y contó sobre los hallazgos que obtuvieron al estudiar los impactos del Programa Tarjeta Alimentar.

Ayer se presentó el último informe de una serie de 3 publicaciones que estaban orientadas al diagnóstico y evaluación del programa social. Esta tercer entrega tiene un análisis más integral del programa, indicó el entrevistado. Lo que se ha buscado principalmente es identificar en que medida el programa tiene impacto de acuerdo a sus objetivos. Si bien es un programa complejo, Poy señaló que los objetivos más inmediatos y de urgencia social son aquellos que buscan garantizar el acceso a una canasta básica, reducir la indigencia y brindar seguridad alimentaria. También indicó que hay otros objetivos que podrían calificarse como más ambiciosos y son aquellos que buscan mejorar el acceso a la alimentación saludable.

Como resultados encontraron, por un lado, que el programa ha tenido una «impacto fuerte» en cuanto a la seguridad alimentaria, pero por otro lado, no ha tenido impacto «en la mejora de la calidad de la dieta» por parte de niños, niñas y adolescentes. El indicador de seguridad alimentaria es un indicador general y el indicador de la calidad de la dieta refiere a la adecuación nutricional.

Respecto a la calidad de alimentación, en general se está refiriendo a una canasta más cara de conseguir. De hecho, señaló Poy, la canasta con la que se mide la pobreza es desequilibrada desde el desde punto de vista nutricional.

El Programa Tarjeta Alimentar se creó previo a la pandemia, ya en una crisis que indicaba en aquél momento más del 40% de la población en un plano de indigencia.

Nuestro estudio tiene limitaciones, indicó el investigador, y uno de ellos es realizar un trabajo comparativo con respecto al tipo de dieta que mantuvieron las personas con acceso a la tarjeta con respecto aquellos que están fuera del programa. Lo que si se pudo observar es que la variedad de la dieta no depende solo del factor ingreso económico, sino que también de «costumbres y hábitos» de cada sector sociocultural: «todos tenemos distintas costumbres alimentarias» que no necesariamente coinciden con las recomendaciones de nutricionistas, afirmó. En este sentido la pregunta es: «¿qué está haciendo el programa más allá de transferir dinero para que la calidad de la dieta mejore?»

El estudio se realizó en marco de un convenio de colaboración entre el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y la Universidad Católica Argentina, UCA.

Para conocer mas detalles del estudio escuchá la entrevista completa: