En marco del Día Internacional de la Mujer Ingeniera, La hora tecnológica estuvo en comunicación con la ingeniera en Sistemas de Información Liliana Cuenca Pletsch, actual secretaria Académica de la Universidad Tecnológica Nacional y ex decana de la UTN Regional Resistencia.
Cuenca Pletsch nació en Misiones y emprendió su camino de formación universitaria en la UTN Regional Resistencia, en Chaco. Contó que en el último tramo de la secundaria pensaba continuar la formación en inglés y traductorado del mismo, pero su rumbo cambió.
«La ingeniería no es una carrera para mujeres, no me imagino pasar la vida en una obra», contó que le respondió a una profesora al proponer repensar su elección en el idioma, ya que tenía mucha facilidad con las matemáticas y la física. Es sorprendente hoy pensar en ese tipo de respuestas, pero observó que la cuestión cultural estaba muy arraigada, más allá que en su familia no había sesgo de género.
Contó que su madre terminó la secundaria mientras ella iba a la primaria, y comenzó la Universidad mientras ella iba a la secundaria, además de trabajar y cumplir el rol de mamá. Sin dudas es su faro: referente de la vida y de la profesión.
Al trasladarse a otra cuidad necesitó trabajar y en ocasiones que «sentía que era mucho el esfuerzo», comentó que recordaba todo lo que había emprendido su madre.
Su trayectoria como docente inició en el rol de auxiliar alumna y luego fue ascendiendo en distintas categorías, ya que en aquél entonces, contó, había pocos profesores porque era una carrera nueva. Recordó que era la «mujer solitaria» en los equipos de gestión, ya que son espacios mayoritariamente ocupados por hombres.
Hay que desmitificar que las ingenieras son espacios de hombres o que no son «para cualquier mujer». En la ingeniería hay espacios de trabajos para todos los gustos: «creamos lo que no existe y mejoramos lo que existe», afirmó. No obstante, aún considera que existe el techo de cristal para las mujeres en el campo de la ingeniería al que hay que deconstruirlo, pero no solo en el discurso: se habla mucho, se reclama mucho, pero todavía falta que la sociedad se deconstruya realmente.
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