Luis Miguel Farías nació en Viale y está vinculado a la música desde que era niño. Comenzó estudiando teclado electrónico pero hoy brilla con el acordeón, pasión que parece heredar su pequeña hija.
El músico vialense nació en 1986 y a los 7 u 8 años, comentó, inició a transitar la música yendo a practicar teclado electrónico. Poco tiempo después tuvo su primer encuentro con el acordeón en el estudio donde tomaba clases y en ese momento «sentía otras cosas, que con el teclado electrónico no sentía», relató, y de ese modo supo reconocer la vibración que le transmitió el instrumento, el cual hoy es el predilecto.
En su ciudad comenzó a aprender de forma autodidacta hasta que conoció a Raúl Varelli (reconocido profesor de acordeón de la capital entrerriana), y todos los sábado a la mañana viajó a Paraná a sus 12 años para estudiar el instrumento. Allí aprendió a tocar el acordeón en un gran espectro de estilo musical, por ejemplo, conoció la música clásica y el tango, entre otros.
Más tarde, luego de formarse, estuvo dando clases en la institución de quien fue su profesor, pero hoy trabaja de manera independiente.
A lo largo de su trayectoria ha recibido reconocimientos por su trabajo como fue en 2010, 2014 y en el 2019, no obstante a ello, pone en valor, contó, a las relaciones personales y profesionales, que es lo que lo nutre para mejorar día a día, además del propio esfuerzo.
Recientemente, como padre músico, ha tenido el mayor placer en compartir el escenario por primera vez con su pequeña hija Rebeca, quien junto a otros músicos, estuvieron acompañando a Rubén Cuestas. A diferencia de las personas grandes, que a veces se sugestionan con la perfección, Rebeca tocó el acordeón tranquila, como si estuviera en su casa.
Escuchá la entrevista completa realizada por el equipo de El corazón de la mañana: